martes, 28 de septiembre de 2010

A 400 niños: entre tantos, el gran amigo es Jesús

Jesús es el amigo que nos enseña el camino de la vida

sábado, 25 de septiembre de 2010

Tres strikes cantados (homilía 26 septiembre)

Un comentario del Evangelio del domingo


Este Evangelio tiene tres strikes cantados: dos sliders y una recta que lo cierra y contiene todo, que vamos a ver en cámara lenta.

1er strike) El egoísmo puede llegar a unos niveles que impiden no tener ojos ni atenci´n para los demás, porque el yo ocupa t o d o el corazón (de esto trata la hojita azul, Textos de la Misa en su primera página )

2º strike) Oír hablar con propiedad del más allá y de las posibilidades que se nos ofrecen es exclusivo de Dios, pero todo dependerá de cómo afrontemos la vida diaria.

3er strike) Esta ya es una recta fuerte y rápida a los fariseos, que podemos llamar CONVERSIÓN, CAMBIO:
Si no aprovechas lo ordinario, de nada te servirá lo extraordinario (“si no escuchan a Moisés y los Profetas, no harán caso, ni aunque resucite un muerto”). Si siempre aplazas para mañana o después tus decisiones, se te pasará la vida del mismo modo…(video sobre sobre sexo, noviazgo y matrimonio: la conversión inicial puede ser fuerte y repentina, pero luego viene la lucha diaria, sin la cual nada es duradero)
¿Queremos que el mundo cambie y que el país mejore?: ¡muy buena idea! cumplamos nuestros deberes como ciudadanos… pero si no hay un cambio del corazón, no hay nada que hacer! (esta parte la voy ampliar con las ideas de la homilía de un obispo que vive en un lugar difícil del mundo, ¬-primer mundo con terrorismo fuerte-: el verdadero peligro es quedar atrapados en las redes del materialismo, como le paso a Epulón)

Un resumen de las palabras que dirigió este viernes monseñor José Ignacio Munilla, en la ceremonia de bienvenida que ofrecieron este viernes jóvenes de San Sebastián a la Cruz y el Icono de la Virgen de la Jornada Mundial de la Juventud (tomado de www.zenit.org )

Esta cruz (que tenéis ante vosotros), lleva más de 26 años de peregrinación... La mayoría de vosotros sois más jóvenes, y no habéis conocido personalmente muchas páginas de la historia de las que esta cruz ha sido testigo.
1. Cuando yo tenía vuestra edad, el marxismo se presentaba ante la juventud como la ideología del futuro. Se nos decía que era el pensamiento científico que ponía las bases de un mundo justo.
Un punto de partida incuestionable del marxismo era que "la religión es el opio del pueblo". Era necesario arrancar la fe religiosa del corazón del hombre, para que el mundo pudiese progresar.

a) Pero al otro lado del telón de acero, en los países comunistas, sucedían cosas que a nosotros -los jóvenes de Europa Occidental- nadie nos contaba. Más tarde supimos que en Lituania había un lugar llamado "El Monte de las Cruces" (Kryzu Kalnas), donde el pueblo trabajador acudía para clavar en sus laderas, pequeñas o grandes cruces de madera, como signo de su esperanza en Dios... Los soldados soviéticos arrancaban con odio, una y otra vez, todo aquel inmenso bosque de cruces, pero los lituanos volvían por la noche, para sembrar de nuevo el "Kryzu Kalnas" con aquel signo de esperanza....

b) Más tarde, cuando Juan Pablo II fue hecho Papa y cuando cayó el Muro de Berlín, supimos que en Polonia se había intentado construir una ciudad sin Dios (Nowa Huta), contra la voluntad de los obreros, en la que se prohibía la construcción de Iglesias. Quería ser el símbolo de una sociedad sin Dios y sin tradiciones religiosas. Pero los obreros se revelaron, llegando a celebrar la Noche de Navidad una Misa, en torno a su obispo, Karol Wojtyla... ante la amenaza de la policía comunista que exigía la disolución de aquellos revolucionarios de la Cruz.. . Como no tenían Iglesia donde refugiarse, levantaron una gran cruz en una explanada de los exteriores de la ciudad...

c) Queridos jóvenes, el Muro de Berlín se desmoronó, ante la sorpresa del mundo, como fruta podrida... Esta cruz fue testigo del derrumbamiento de la ideología marxista, y después que había pasado cuasi furtivamente al otro lado del telón de acero, terminó por cruzar la misma puerta de Brandeburgo...
La experiencia de la vida, a la luz del Evangelio, nos ha enseñado que no era verdad que la religión fuese el opio del pueblo.

2. El opio del pueblo es otro: El opio del pueblo es el materialismo. El materialismo es una droga que crea una adicción tan grande, que nos impide ser libres, e incluso, que nos impide conocer a Dios y hasta conocernos a nosotros mismos. Y, que nos quede claro, el materialismo es taba a los dos lados del telón de acero, en oriente y en occidente, en el marxismo y en el capitalismo.
La verdadera droga que nos impide ser libres y maduros es ésta: el materialismo. Lo comprobamos día a día: la tentación del dinero, el consumismo, la tiranía de la moda, las envidias y las codicias, la utilización de los demás para nuestro provecho...
Pero el materialismo esconde una gran mentira: el hombre no es feliz con la mera satisfacción material de sus necesidades. Lo vemos diariamente: Hay gente tan pobre, tan pobre, que sólo tiene dinero. ¡Cuando tenemos un corazón materialista, rápidamente aflora en nosotros la amargura y terminamos condenados a la infelicidad!

Por ello, esta Cruz (que es señal de esfuerzo, de vencimiento, de morir al propio egoísmo) es un signo de santa rebeldía y de insumisión frente al materialismo. Jesús nos dijo: "no solo de pan vive el hombre"... "¿de qué te sirve ganar el mundo entero si pierdes tu vida?"....
La (Esta) Cruz es el signo de la verdadera revolución, la que no fue capaz de hacer el marxismo, porque se asentaba en unas bases falsas; la que este mundo capitalista y materialista necesita urgentemente. La Cruz es la imagen de la revolución del amor; pero no de un amor romántico (en el que terminamos utilizando al prójimo para buscarnos a nosotros mismos), sino de un amor crucificado, a imagen del de Cristo. "Nadie tiene amor más grande que el que entrega su vida por sus amigos". He aquí el mensaje de la Cruz: Jesucristo ha entregado su vida por amor a nosotros, y nosotros estamos llamados a entregar nuestra vida por los demás.

viernes, 24 de septiembre de 2010

La manipulación mediática (Evangelio de hoy)

Los diversos niveles de la manipulación mediática
Viernes 25 del Tiempo Ordinario

“¿Quién dice la gente que soy yo?”. Ellos contestaron: “Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas”
También hoy muchos no saben contestar a esta pregunta.
En general no podemos dejarnos llevar por lo que la gente dice. A todos los niveles: acerca del mundo, de los países, de las personas…y de las noticias en general. Es ese típico pasar de la realidad al “se dice”…o mezclar parte de verdad con parte de mentira a propósito para lograr objetivos perversos: “miente que algo queda”.

Mucho menos sobre la Iglesia y sus enseñanzas sobre la fe y la moral. Es algo que vemos con frecuencia en concreto respecto a la Iglesia y en concreto contra Benedicto XVI (cfr. La iglesia en la prensa: www.laiglesiaenlaprensa.com )

En este campo, lo que dice la gente manifiesta generalmente ignorancia, de allí la incapacidad de comprender y en algunos hay una actitud maliciosa.
Ver a la Iglesia como una institución inventada por los hombres. Los fines de la Iglesia son sobrenaturales (la salvación de las almas) y los medios proporcionados son también sobrenaturales: los sacramentos, canales de la gracia que nos da Jesucristo desde la Cruz. Además tiene como “tres zonas”: la celestial –la más grande-, su antesala –el Purgatorio- y la terrena –la más pequeña-.

Para todo debemos formarnos una opinión sólida, madura y verdadera, afrontada con fortaleza, sin miedo a la verdad. Pero también vivir la caridad y comprensión. Si dejamos que se meta el odio o cualquier otra pasión desordenada, el peligro de error crece geométricamente…

Para eso es necesario conocer la verdad: el estudio sereno y la oportuna petición de consejo.

Una señal: la verdad siempre está ligada a la paz de cada corazón y de toda la sociedad. Y además, solo la verdad se puede vivir. Las mentiras son teorías sin fundamento teórico coherente y por eso no se pueden poner en práctica sin forzar la naturaleza humana. Como un zapato de un número más pequeño o uno más grande del tamaño del pie.
Además traen la descomposición del tejido social.

Qué responderíamos (con convicción y coherencia) si nos preguntara hoy: “Y tú, ¿quién dices que soy yo?”. ¿Quién dices tú que es Jesús de Nazaret? Y es una pregunta aplicable también respecto a muchas más sucesos, cosas y personas.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

El Papa en la vigilia de oración de Hayde Park

En Westminster Hall ante las 1,800 más influyentes de Gran Bretaña

ENCUENTRO CON REPRESENTANTES DE LA SOCIEDAD BRITÁNICA
DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI



Westminster Hall - City of Westminster
Viernes 17 de septiembre de 2010

Señor Orador:

Gracias por sus palabras de bienvenida en nombre de esta distinguida asamblea. Al dirigirme a ustedes, soy consciente del gran privilegio que se me ha concedido de poder hablar al pueblo británico y a sus representantes en Westminster Hall, un edificio de significación única en la historia civil y política del pueblo de estas islas. Permítanme expresar igualmente mi estima por el Parlamento, presente en este lugar desde hace siglos y que ha tenido una profunda influencia en el desarrollo de los gobiernos democráticos entre las naciones, especialmente en la Commonwealth y en el mundo de habla inglesa en general. Vuestra tradición jurídica —“common law”— sirve de base a los sistemas legales de muchos lugares del mundo, y vuestra visión particular de los respectivos derechos y deberes del Estado y de las personas, así como de la separación de poderes, siguen inspirando a muchos en todo el mundo.

Al hablarles en este histórico lugar, pienso en los innumerables hombres y mujeres que durante siglos han participado en los memorables acontecimientos vividos entre estos muros y que han determinado las vidas de muchas generaciones de británicos y de otras muchas personas. En particular, quisiera recordar la figura de Santo Tomás Moro, el gran erudito inglés y hombre de Estado, quien es admirado por creyentes y no creyentes por la integridad con la que fue fiel a su conciencia, incluso a costa de contrariar al soberano de quien era un “buen servidor”, pues eligió servir primero a Dios. El dilema que afrontó Moro en aquellos tiempos difíciles, la perenne cuestión de la relación entre lo que se debe al César y lo que se debe a Dios, me ofrece la oportunidad de reflexionar brevemente con ustedes sobre el lugar apropiado de las creencias religiosas en el proceso político.

La tradición parlamentaria de este país debe mucho al instinto nacional de moderación, al deseo de alcanzar un genuino equilibrio entre las legítimas reivindicaciones del gobierno y los derechos de quienes están sujetos a él. Mientras se han dado pasos decisivos en muchos momentos de vuestra historia para delimitar el ejercicio del poder, las instituciones políticas de la nación se han podido desarrollar con un notable grado de estabilidad. En este proceso, Gran Bretaña se ha configurado como una democracia pluralista que valora enormemente la libertad de expresión, la libertad de afiliación política y el respeto por el papel de la ley, con un profundo sentido de los derechos y deberes individuales, y de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Si bien con otro lenguaje, la Doctrina Social de la Iglesia tiene mucho en común con dicha perspectiva, en su preocupación primordial por la protección de la dignidad única de toda persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, y en su énfasis en los deberes de la autoridad civil para la promoción del bien común.

Con todo, las cuestiones fundamentales en juego en la causa de Tomás Moro continúan presentándose hoy en términos que varían según las nuevas condiciones sociales. Cada generación, al tratar de progresar en el bien común, debe replantearse: ¿Qué exigencias pueden imponer los gobiernos a los ciudadanos de manera razonable? Y ¿qué alcance pueden tener? ¿En nombre de qué autoridad pueden resolverse los dilemas morales? Estas cuestiones nos conducen directamente a la fundamentación ética de la vida civil. Si los principios éticos que sostienen el proceso democrático no se rigen por nada más sólido que el mero consenso social, entonces este proceso se presenta evidentemente frágil. Aquí reside el verdadero desafío para la democracia.

La reciente crisis financiera global ha mostrado claramente la inadecuación de soluciones pragmáticas y a corto plazo relativas a complejos problemas sociales y éticos. Es opinión ampliamente compartida que la falta de una base ética sólida en la actividad económica ha contribuido a agravar las dificultades que ahora están padeciendo millones de personas en todo el mundo. Ya que “toda decisión económica tiene consecuencias de carácter moral” (Caritas in veritate, 37), igualmente en el campo político, la dimensión ética de la política tiene consecuencias de tal alcance que ningún gobierno puede permitirse ignorar. Un buen ejemplo de ello lo encontramos en uno de los logros particularmente notables del Parlamento Británico: la abolición del tráfico de esclavos. La campaña que condujo a promulgar este hito legislativo estaba edificada sobre firmes principios éticos, enraizados en la ley natural, y brindó una contribución a la civilización de la cual esta nación puede estar orgullosa.

Así que, el punto central de esta cuestión es el siguiente: ¿Dónde se encuentra la fundamentación ética de las deliberaciones políticas? La tradición católica mantiene que las normas objetivas para una acción justa de gobierno son accesibles a la razón, prescindiendo del contenido de la revelación. En este sentido, el papel de la religión en el debate político no es tanto proporcionar dichas normas, como si no pudieran conocerlas los no creyentes. Menos aún proponer soluciones políticas concretas, algo que está totalmente fuera de la competencia de la religión. Su papel consiste más bien en ayudar a purificar e iluminar la aplicación de la razón al descubrimiento de principios morales objetivos. Este papel “corrector” de la religión respecto a la razón no siempre ha sido bienvenido, en parte debido a expresiones deformadas de la religión, tales como el sectarismo y el fundamentalismo, que pueden ser percibidas como generadoras de serios problemas sociales. Y a su vez, dichas distorsiones de la religión surgen cuando se presta una atención insuficiente al papel purificador y vertebrador de la razón respecto a la religión. Se trata de un proceso en doble sentido. Sin la ayuda correctora de la religión, la razón puede ser también presa de distorsiones, como cuando es manipulada por las ideologías o se aplica de forma parcial en detrimento de la consideración plena de la dignidad de la persona humana. Después de todo, dicho abuso de la razón fue lo que provocó la trata de esclavos en primer lugar y otros muchos males sociales, en particular la difusión de las ideologías totalitarias del siglo XX. Por eso deseo indicar que el mundo de la razón y el mundo de la fe —el mundo de la racionalidad secular y el mundo de las creencias religiosas— necesitan uno de otro y no deberían tener miedo de entablar un diálogo profundo y continuo, por el bien de nuestra civilización.

En otras palabras, la religión no es un problema que los legisladores deban solucionar, sino una contribución vital al debate nacional. Desde este punto de vista, no puedo menos que manifestar mi preocupación por la creciente marginación de la religión, especialmente del cristianismo, en algunas partes, incluso en naciones que otorgan un gran énfasis a la tolerancia. Hay algunos que desean que la voz de la religión se silencie, o al menos que se relegue a la esfera meramente privada. Hay quienes esgrimen que la celebración pública de fiestas como la Navidad deberían suprimirse según la discutible convicción de que ésta ofende a los miembros de otras religiones o de ninguna. Y hay otros que sostienen —paradójicamente con la intención de suprimir la discriminación— que a los cristianos que desempeñan un papel público se les debería pedir a veces que actuaran contra su conciencia. Éstos son signos preocupantes de un fracaso en el aprecio no sólo de los derechos de los creyentes a la libertad de conciencia y a la libertad religiosa, sino también del legítimo papel de la religión en la vida pública. Quisiera invitar a todos ustedes, por tanto, en sus respectivos campos de influencia, a buscar medios de promoción y fomento del diálogo entre fe y razón en todos los ámbitos de la vida nacional.

Vuestra disposición a actuar así ya está implícita en la invitación sin precedentes que se me ha brindado hoy. Y se ve reflejada en la preocupación en diversos ámbitos en los que vuestro gobierno trabaja con la Santa Sede. En el ámbito de la paz, ha habido conversaciones para la elaboración de un tratado internacional sobre el comercio de armas; respecto a los derechos humanos, la Santa Sede y el Reino Unido se han congratulado por la difusión de la democracia, especialmente en los últimos sesenta y cinco años; en el campo del desarrollo, se ha colaborado en la reducción de la deuda, en el comercio justo y en la ayuda al desarrollo, especialmente a través del International Finance Facility, del International Immunization Bond, y del Advanced Market Commitment. Igualmente, la Santa Sede tiene interés en colaborar con el Reino Unido en la búsqueda de nuevas vías de promoción de la responsabilidad medioambiental, en beneficio de todos.

Observo asimismo que el Gobierno actual compromete al Reino Unido a asignar el 0,7% de la renta nacional a la ayuda al desarrollo hasta el año 2013. En los últimos años, ha sido alentador percibir signos positivos de un crecimiento mundial de la solidaridad hacia los pobres. Sin embargo, para concretar esta solidaridad en acciones eficaces se requieren nuevas ideas que mejoren las condiciones de vida en muchas áreas importantes, tales como la producción de alimentos, el agua potable, la creación de empleo, la educación, el apoyo a las familias, sobre todo emigrantes, y la atención sanitaria básica. Donde hay vidas humanas de por medio, el tiempo es siempre limitado: el mundo ha sido también testigo de los ingentes recursos que los gobiernos pueden emplear en el rescate de instituciones financieras consideradas “demasiado grandes para que fracasen”. Desde luego, el desarrollo humano integral de los pueblos del mundo no es menos importante. He aquí una empresa digna de la atención mundial, que es en verdad “demasiado grande para que fracase”.

Esta visión general de la cooperación reciente entre el Reino Unido y la Santa Sede muestra cuánto progreso se ha realizado en los años transcurridos desde el establecimiento de relaciones diplomáticas bilaterales, promoviendo en todo el mundo los muchos valores fundamentales que compartimos. Confío y rezo para que esta relación continúe dando frutos y que se refleje en una creciente aceptación de la necesidad de diálogo y de respeto en todos los niveles de la sociedad entre el mundo de la razón y el mundo de la fe. Estoy convencido de que, también dentro de este país, hay muchas áreas en las que la Iglesia y las autoridades públicas pueden trabajar conjuntamente por el bien de los ciudadanos, en consonancia con la histórica costumbre de este Parlamento de invocar la asistencia del Espíritu sobre quienes buscan mejorar las condiciones de toda la humanidad. Para que dicha cooperación sea posible, las entidades religiosas —incluidas las instituciones vinculadas a la Iglesia católica— necesitan tener libertad de actuación conforme a sus propios principios y convicciones específicas basadas en la fe y el magisterio oficial de la Iglesia. Así se garantizarán derechos fundamentales como la libertad religiosa, la libertad de conciencia y la libertad de asociación. Los ángeles que nos contemplan desde el espléndido cielo de este antiguo salón nos recuerdan la larga tradición en la que la democracia parlamentaria británica se ha desarrollado. Nos recuerdan que Dios vela constantemente para guiarnos y protegernos; y, a su vez, nos invitan a reconocer la contribución vital que la religión ha brindado y puede seguir brindando a la vida de la nación.

Señor Orador, le agradezco una vez más la oportunidad que me ha brindado de poder dirigirme brevemente a esta distinguida asamblea. Les aseguro mis mejores deseos y mis oraciones por ustedes y por los fructuosos trabajos de las dos Cámaras de este antiguo Parlamento. Gracias y que les Dios bendiga a todos ustedes.


© Copyright 2010 - Libreria Editrice Vaticana

martes, 14 de septiembre de 2010

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Comentarios del Papa al Requiem de Mozart

Entre los diversos comentario, cita la última carta a su padre moribundo,el 4 abril de 1787 hablando de la última etapa de la vida sobre la tierra: "¡desde hace algún año he alcanzado tanta familiaridad con esa amiga sincera y sumamente querida del hbomre (la muerte), que su imagen ya no solo no tiene nada de aterrador, sino que me parece incluso muy tranquilizante y consoladora! Y doy gracias a mi Dios por haberme concedido la suerte de reconocer en ella la clave de nuestra felicidad. No me acuesto nunca sin pensar que al día siguiente quizá ya no estaré. Y sin embargo nadie que me concosca podra decir que en compañía yo sea triste o de mal humor. Y por esa suerte doy las gracias cada día a mi Creador y lo deseo de todo corazón a cada uno de mis semejantes"
Más acerca de este evento y palabras del Santo Padre en nuestra página web aquí

martes, 7 de septiembre de 2010

Y tú ¿cuántos libros lees al año, al mes o a la semana?

Interesante blog:
Leyendo se entiende la gente (enlace aquí)
“Tienes 365 oportunidades de leer”
“Si no lees no pasa nada, si lees pasa mucho”
……
Efectivamente, si sabes leer, podrías decir: “en estos días pude entrevistar a varios personajes de actualidad y conversar tanto que pude conocer su modo de pensar y de vivir
Y además “pude hablar con algunos que ya han muerto, y con muchos de sus contemporáneos. Y otros que han pensado mucho y valorar objetivamente la calidad de sus vidas
Lo mejor de todo es que no perdí tiempo en largos viajes o en tediosas antesalas para esperar entrevistarlos”.
……
Sí, hay muchas personas que leen bastante. Hay mucho que leer –también libros al menos inútiles-, y la vida sólo alcanza para una muy pequeña cantidad de los libros que podemos calificar de excelentes. Conviene tener un plan de lectura y dedicar tiempo con constancia.

sábado, 4 de septiembre de 2010