martes, 23 de octubre de 2012

Doctrina y Vida Domingo 28 Octubre 2012

CONOCER Y AMAR A JESUCRISTO
Las victorias del amor de Dios 
Sin perder la paz: tranquilos. Con amor, con fe, con esperanza, sin olvidar jamás que, si conviene, el Señor multiplicará los milagros. 

Os recuerdo que si sois sinceros, si os mostráis como sois, si os endiosáis, a base de humildad, no de soberbia, vosotros y yo permaneceremos seguros en cualquier ambiente: podremos hablar siempre de victorias, y nos llamaremos vencedores. Con esas íntimas victorias del amor de Dios, que traen la serenidad, la felicidad del alma, la comprensión.

La humildad nos empujará a que llevemos a cabo grandes labores; pero a condición de que no perdamos de vista la conciencia de nuestra poquedad, con un convencimiento de nuestra pobre indigencia que crezca cada día. 

Admite sin vacilaciones que eres un servidor obligado a realizar un gran número de servicios. No te pavonees por ser llamado hijo de Dios -reconozcamos la gracia, pero no olvidemos nuestra naturaleza-; no te engrías si has servido bien, porque has cumplido lo que tenías que hacer. El sol efectúa su tarea, la luna obedece; los ángeles desempeñan su cometido. El instrumento escogido por el Señor para los gentiles, dice: yo no merezco el nombre de Apóstol, porque he perseguido la Iglesia de Dios (1 Cor XV, 9)... Tampoco nosotros pretendamos ser alabados por nosotros mismos: por nuestros méritos, siempre mezquinos. (Amigos de Dios, n. 105-106)

PRACTICAS DE VIDA CRISTIANA 
Rezo y contemplación de los misterios del Rosario.

María modelo de contemplación
(¿Cómo sería la mirada de la Virgen María?) otras veces será una mirada dolorida, sobre todo bajo la cruz, donde todavía será, en cierto sentido, la mirada de la 'parturienta', ya que María no se limitará a compartir la pasión y la muerte del Unigénito, sino que acogerá al nuevo hijo en el discípulo predilecto confiado a Ella (cf. Jn 19, 26-27)
(Beato Juan Pablo II , 16-X-2002, Carta Rosario de la Virgen María, n. 10)

Misterios dolorosos
4o. Jesús con la Cruz a cuestas
                Con su Cruz a cuestas marcha hacia el Calvario, lugar que en hebreo se llama Gólgota. (Joann., XIX, 17.) -Y echan mano de un tal Simón, natural de Cirene, que viene de una granja, y le cargan la Cruz para que la lleve en pos de Jesús. (Luc., XXIII, 26.)
        Se ha cumplido aquello de Isaías (LIII, 12): cum sceleratis reputatus est, fue contado entre los malhechores: porque llevaron para hacerlos morir con El a otros dos, que eran ladrones. (Luc., XXIII, 32.)
        Si alguno quiere venir tras de mí... Niño amigo: estamos tristes, viviendo la Pasión de Nuestro Señor Jesús. -Mira con qué amor se abraza a la Cruz. -Aprende de El. -Jesús lleva Cruz por ti: tú, llévala por Jesús.
        Pero no lleves la Cruz arrastrando... Llévala a plomo, porque tu Cruz, así llevada, no será una Cruz cualquiera: será... la Santa Cruz. No te resignes con la Cruz. Resignación es palabra poco generosa. Quiere la Cruz. Cuando de verdad la quieras, tu Cruz será... una Cruz, sin Cruz.
        Y de seguro, como El, encontrarás a María en el camino.
(San Josemaría, del libro Santo Rosario)  


ASUNTOS DE ACTUALIDAD
- Me parece tan bien tu devoción por los primeros cristianos, que haré lo posible por fomentarla (cfr. Camino 971).

- Procura conocer e imitar la vida de los discípulos de Jesús, que trataron a Pedro y a Pablo y a Juan, y casi fueron testigos de la Muerte y Resurrección del Maestro. (cfr. Camino, 925)

- Ellos vivían a fondo su vocación cristiana; buscaban seriamente la perfección a la que estaban llamados por el hecho, sencillo y sublime del Bautismo. (Conversaciones, 24)

¿Qué pedía el Beato Juan Pablo II a los cristianos del tercer milenio?
Tener conciencia de la llamada personal a la santidad. Hoy, más que nunca, es una urgencia. 
Es un compromiso que afecta  «Todos los cristianos, de cualquier clase o condición» (Novo Millennio Ineunte, n 30)

¿Y Benedicto XVI qué pide a  todos los creyentes de hoy?
Que como los de los primeros siglos tengan la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza. (Porta Fide, n. 9).
Sin olvidar que profesar con la boca indica, a su vez, que la fe implica un testimonio y un compromiso público. (PF n. 10)
Una oración para pedir entender y vivir como los primeros cristianos con la ayuda del “santo de lo ordinario”:

Oh Dios, que por mediación de la Santísima Virgen María otorgaste a San Josemaría, sacerdote, gracias innumerables, escogiéndole como instrumento fidelísimo para fundar el Opus Dei, camino  de santificación en el trabajo profesional y en el cumplimiento de los deberes ordinarios del cristiano: haz que yo sepa también convertir todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir con alegría y con sencillez a la Iglesia, al Romano Pontífice y a las almas, iluminando los caminos de la tierra con la luminaria de la fe y del amor. Concédeme por intercesión de San Josemaría el favor que te pido… (pídase). Así sea. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 


OCTUBRE 2012-NOVIEMBRE 2013: EL AÑO DE LA FE
En qué consiste la nueva evangelización (1)


¿Qué significa evangelizar?
Dar a conocer a Jesucristo –Evangelio viviente– con el ejemplo y con las palabras.
Ojalá fuera tal tu compostura y tu conversación que todos pudieran decir al verte o al oírte hablar: éste lee la vida de Jesucristo. (Camino, n. 2)

¿Cuál es la misión de un cristiano en el mundo de hoy?
Mostrar con su vida y demostrar con palabras que Cristo vive, que es el mismo ayer, hoy y siempre (Hebreos, 13, 8).
Y que Dios nos trae esa felicidad si respondemos al plan de salvación conseguido por la Vida, Muerte y Resurrección de Cristo.

¿Qué enseñanza básica dar?
Más que teorías abstractas, hay que hablar de manera directa y narrativa de Jesucristo.
Decir sus palabras, contar lo que hizo y dijo como lo que es: algo vivo. Explicar el cristianismo desde la boca del Señor.

¿Qué dificultades hay ahora?
Antes las raíces cristianas estaban más arraigadas: se conocían los mandamientos, lo bueno y lo malo.
Hoy existe un plan para difundir una señalización falsa del bien y de la verdad por todos los medios. Y provocar malos hábitos de conducta.
La gente tiende a no pensar y a funcionar por lo que “me provoca” y según el modelo dictado sutilmente por “la mayoría” como una necesidad.

¿Qué elementos hay a favor?
Entre otros: la aspiración humana a la felicidad que nadie puede negar y al que nadie se puede oponer, el deseo de una vida plena y completa 
Las bienaventuranzas de Jesús liberan el concepto de felicidad de toda banalidad, le dan su verdadera profundidad. (Benedicto XVI).
Muchas ideas y textos son del Profesor Pedro Rodríguez en www.primeroscristianos.com









Textos Misa 28 octubre 2012

XXX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (ciclo B)
28 DE OCTUBRE 2012                                  

JESUS, TEN MISERICORDIA DE MÍ                       
(Tomado de Hablar con Dios)

Bartimeo vive en la oscuridad, pero siente ansias de luz, de claridad, de curación, y comprendió que aquella era su oportunidad. 
Jesús estaba muy cerca de su vida. ¡Cuántos días había esperado aquel momento! ¡El Maestro está ahora al alcance de su voz! Por eso, aunque muchos le reprendían para que callase, él no les hace el menor caso y gritaba mucho más fuerte.

Cristo está siempre al alcance de nuestra voz, de nuestra oración. A Jesús hemos de gritarle muchas veces: ¡Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí! Gritarle, afirma San Agustín, con la oración y con las obras. 

Las buenas obras, en especial la caridad, el trabajo bien hecho, la limpieza del alma en una Confesión contrita de nuestros pecados.
Su misma ceguera y pobreza fueron el motivo de su encuentro con Jesús, que compensó ampliamente todos sus anteriores pesares.
Nuestras dolencias y oscuridad quizá, pueden ser ocasión de  otro encuentro con Jesús, de seguirle de un modo nuevo -más humildes, más purificados- por el camino de la vida, de  caminar más cerca de Él. 
Entonces, podremos decir a muchos de parte del Señor: ¡Ánimo!, levántate, te llama... a ti también.

Antífona de entrada (Sal 104,3-4)
Que se alegren los que buscan al Señor. Recurrid al Señor y a su poder, buscad continuamente su rostro.

Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, aumenta  nuestra fe, esperanza y caridad, y, para conseguir tus promesas, concédenos amar tus preceptos.  Por  nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
Ciegos y cojos: los guiaré entre consuelos.
Lectura del libro del profeta Jeremías (31, 7-9)
Esto dice el Señor: “Griten de alegría por Jacob, regocíjense por el mejor de los pueblos; proclamen, alaben y digan: `El Señor ha salvado a su pueblo, al grupo de los sobrevivientes de Israel'. He aquí que yo los hago volver del país del norte y los congrego desde los confines de la tierra. Entre ellos vienen el ciego y el cojo, la mujer encinta y la que acaba de dar a luz. Retorna una gran multitud; vienen llorando, pero yo  los consolaré y los guiaré; los llevaré a torrentes de agua por un camino llano en el que no trope-zarán. Porque yo soy para Israel un padre y Efraín es mi primogénito. 
(Palabra de Dios –Te alabamos Señor)

Salmo Responsorial (Salmo 125)
V/. Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.
R/. Grandes cosas has hecho...
Cuando el Señor nos hizo volver del cautiverio, creíamos soñar; entonces no cesaba de  reír nuestra boca ni se cansaba entonces la lengua de cantar.
R/. Grandes cosas has hecho...
Aun los mismos paganos con asombro decían: “¡Grandes cosas ha hecho por ellos el  Señor!” Y estábamos alegres, pues ha hecho grandes cosas por su pueblo el Señor.
R/. Grandes cosas has hecho...
Como cambian los ríos la suerte del desierto, cambia también ahora nuestra suerte, Señor,  y entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.
R/. Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.
Al ir, iban llorando, cargando la semilla; al regresar, cantando vendrán con sus gavillas.
R/. Grandes cosas has hecho ...

SEGUNDA LECTURA
Tú eres sacerdote eterno según el orden de Melquisedec.
Lectura de la carta a los hebreos (5, 1-6)
Hermanos: Todo sumo sacerdote es un hombre escogido entre los hombres y está  constituido para intervenir en favor de ellos ante Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. El puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo  está envuelto en debilidades. Por eso, así como debe ofrecer sacrificios por los pecados  del pueblo, debe ofrecerlos también por los suyos propios. Nadie puede apropiarse ese honor, sino sólo aquel que es llamado por Dios, como lo fue Aarón. De igual manera,  Cristo no se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote; se la otorgó quien le  había dicho: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy. O como dice otro pasaje de la  Escritura: Tú eres sacerdote eterno, como Melquisedec.
(Palabra de Dios –Te alabamos Señor)

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO   
Aleluya, aleluya.
Jesucristo, nuestro salvador, ha vencido a la muerte y ha hecho resplandecer la vida por  medio del Evangelio. Aleluya

EVANGELIO
Maestro, que yo pueda ver.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (10, 46-52)
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó en compañía de sus discípulos y de mucha gente,  un ciego, llamado Bartimeo, se hallaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al  oír que el que pasaba era Jesús Nazareno, comenzó a gritar: “¡Jesús, hijo de David, ten  compasión de mí!” Muchos lo reprendían para que se callara, pero él seguía gritando  todavía más fuerte: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!”. Jesús se detuvo entonces y  dijo: Llámenlo. Y llamaron al ciego, diciéndole: "¡Animo! Levántate, porque él te  llama". El ciego tiró su manto; de un salto se puso en pie y se acercó a Jesús. Entonces le  dijo Jesús: "¿Qué quieres que haga por ti?” El ciego le contestó: “Maestro, que pueda  ver”. Jesús le dijo: "Vete; tu fe te ha salvado". Al momento recobró la vista y comenzó a  seguirlo por el camino.
(Palabra del Señor –Gloria a ti Señor Jesús)

Oración sobre las ofrendas 
Vuelve tu mirada, Señor, sobre las ofrendas que te presentamos, para que nuestra celebración sea para tu gloria y tu alabanza. Por Jesucristo nuestro Señor.

Antífona de comunión  (Sal 19, 6)
Que podamos celebrar tu victoria y en el nombre de nuestro Dios alzar estandartes.

Oración después de la comunión
Lleva a su término en nosotros, Señor, lo que significan estos sacramentos,  para que un día poseamos plenamente cuanto celebramos ahora en estos ritos sagrados. Por Jesucristo nuestro Señor. 





lunes, 22 de octubre de 2012

EL PROGRAMA DE TU VIDA (Beato Juan Pablo II)




Joven, el programa de tu vida se encierra en un SI y en un NO

No al egoísmo;
No a la injusticia;
No al placer sin reglas morales;
No a la desesperanza;
No al odio y a la violencia;
No a los caminos sin Dios;
No a la irresponsabilidad y a la mediocridad

a Dios, a Jesucristo, a la Iglesia;
a la fe  al compromiso que ella encierra;
al respeto de la dignidad, de la libertad y de los derechos de las personas;
al esfuerzo por elevar al hombre y llevarlo hasta Dios;
Sí a la justicia, al amor, a la paz;
a la solidaridad con todos, especialmente con los más necesitados;
a la esperanza;
a vuestro deber de construir una sociedad mejor.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Una guía para la confesión Sacramental

 La Confesión
Sacramental


Preparación para la Confesión

El Sacramento de la penitencia y de la
Reconciliación en palabras del Catecismo de la Iglesia Católica (nn 1486 y sig.)

El perdón de los pecados cometidos después del Bautismo es concedido por un sacramento propio llamado sacramento de la conversión, de la confesión, de la penitencia o de la reconciliación.
A los ojos de la fe, ningún mal es más grave que el pecado y nada tiene peores consecuencias para los pecadores mismos, para la Iglesia y para el mundo entero.
Volver a la comunión con Dios, después de haberla perdido por el pecado, es un movimiento que nace de la gracia de Dios, rico en misericordia y deseoso de la salvación de los hombres. Es preciso pedir este don precioso para sí mismo y para los demás.
El movimiento de retorno a Dios, llamado conversión y arrepentimiento, implica un dolor y una aversión respecto a los pecados cometidos, y el propósito firme de no volver a pecar. La conversión, por tanto, mira al pasado y al futuro: se nutre de la esperanza en la misericordia divina.

El sacramento de la Penitencia está constituido por el conjunto de tres actos realizados por el penitente, y por la absolución del sacerdote.
 
  Los actos del penitente son: el arrepentimiento, la confesión o manifestación de los pecados al sacerdote y el propósito de realizar la reparación y las obras de penitencia.
  El arrepentimiento (llamado también contrición) debe estar inspirado en motivaciones que brotan de la fe.
  El que quiere obtener la reconciliación con Dios y con !a Iglesia debe confesar al sacerdote todos los pecados graves que no ha confesado aún y de los que se acuerda tras examinar cuidadosamente su conciencia.
  La confesión individual e integra de los pecados graves seguida de la absolución es el único medio ordinario de reconciliación con Dios y con la Iglesia.


La fórmula de la absolución que pronuncia el sacerdote en nombre de Jesucristo es la siguiente:

Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo, y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Breve examen de Conciencia
   «El acto llamado examen de conciencia debe ser siempre no una ansiosa introspección psicológica, sino la confrontación sincera y serena con la ley moral interior, con las normas evangélicas propuestas por la Iglesia, con el mismo Cristo Jesús, que es para nosotros maestro y modelo de vida.

Aprended a llamar blanco a lo blanco y negro a lo negro; mal al mal y bien al bien.
Aprended a llamar pecado al pecado»
 (Beato Juan Pablo II)

Primer mandamiento de la Ley de Dios
-¿He dudado o negado las verdades de la  fe católica?
-¿He practicado la superstición o el  espiritismo?
-¿Me he acercado indignamente a recibir  algún sacramento?

Segundo mandamiento
-¿He blasfemado?  ¿He jurado sin  necesidad o sin verdad?
-¿He jurado hacer algún mal? ¿He reparado el daño que haya podido seguirse?
-¿He dejado de cumplir algún voto o  promesa grave?

Tercer mandamiento
-¿He faltado a Misa los domingos o fiestas  de precepto?
-¿He vivido el ayuno y la abstinencia el  Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo?
-¿He realizado un acto de penitencia u otro  acto piadoso, si no he guardado la  abstinencia los viernes?
-¿He callado en la confesión por vergüenza algún pecado grave?

Cuarto mandamiento
-¿Soy amable con los demás? ¿Me falta  comprensión, paciencia y cariño en la vida  de familia?
-¿Me dejo llevar por el mal genio y me enfado con frecuencia sin motivo justificado?
-¿Soy egoísta y trato de imponer siempre  mis gustos y caprichos?

Hijos:
-¿He desobedecido a mis padres o familiares  en cosas importantes?
-¿Manifiesto, con hechos, respeto y cariño a  mis padres y familiares?
-¿Me he sentido responsable ante mis padres del esfuerzo que hacen para que yo me forme, estudiando y cumpliendo mis deberes con intensidad?
-¿Peleo con mis hermanos? ¿Me reconcilio  con ellos con prontitud?
-¿Soy egoísta con las cosas que tengo y me  duele dejárselas a mis hermanos?

Padres:
-¿Corrijo los defectos de mis hijos con firmeza  o se los dejo pasar por comodidad?
-¿He corregido a mis hijos con justicia y por  amor o me dejo llevar por motivos egoístas: porque  me molestan, porque me interrumpen, etc.?
-¿He dado mal ejemplo a mis hijos no  cumpliendo con mis deberes religiosos, familiares  o profesionales? ¿Los he entristecido con mi  conducía?
-¿Me he preocupado de la formación religiosa y moral de las personas que viven en mi casa o dependen de mí?
-¿He reñido con mi cónyuge? ¿Ha habido  malos tratos de palabra o de obras? ¿He  fortalecido su autoridad, evitando contradecirle o discutirle delante de mis hijos?

Quinto mandamiento
-¿He atentado contra mi vida o la de los demás?
-¿Tengo enemistad, odio o rencor contra alguien?
-¿He deseado un mal al prójimo? ¿Me he  alegrado de los males que le han ocurrido?
-¿Me he dejado dominar por la envidia?
-¿Me he dejado llevar por la ira? ¿He  causado con ello disgusto a otras personas?
-¿He hecho daño a otros de palabra o de obra?
-¿He practicado, aconsejado o facilitado  el grave crimen del aborto?
-¿Me he embriagado, comido o bebido con exceso o consumido drogas?
-¿He descuidado mi salud? ¿He manejado vehículos imprudentemente, poniendo en peligro mi vida o la de otros?
-¿He sido causa de que otros pequen por  mi conversación, mi modo de vestir, mi  asistencia a algún espectáculo o con el  préstamo de algún libro o revista? ¿He  tratado de reparar el escándalo?
-¿He descuidado mi trabajo, faltando a la  justicia en materia importante? ¿Estoy  dispuesto a reparar el daño que se haya  seguido?
-¿He sido perezoso en el cumplimiento de  mis deberes? ¿Retraso con frecuencia el  momento de ponerme a trabajar?

Sexto y noveno mandamientos
-¿He aceptado pensamientos o miradas impuras?
-¿He visto revistas o películas o he  asistido a espectáculos pornográficos que  desnaturalizan la dignidad del sexo y  lesionan gravemente la personalidad?
-¿He realizado actos impuros? ¿Solo o con otras personas? ¿De distinto o del mismo sexo?
-¿He negado su derecho al otro cónyuge?
-¿He usado indebidamente el matrimonio?
-¿Vivo la paternidad responsable y acepto la doctrina del Magisterio de la Iglesia o  utilizo medios desaconsejados por la Iglesia para evitar hijos?
-¿He cometido adulterio? ¿He faltado a la  fidelidad con pensamiento o de obra?

Séptimo y décimo mandamientos
-¿He tomado dinero o me he apropiado de cosas que no son mías? ¿He restituido o  reparado?
-¿He recibido comisiones indebidamente o me he enriquecido ilícitamente, es decir sin causa, o he participado en hechos de corrupción administrativa?
-¿He perjudicado a los demás con engaño, cobrando más de lo debido o con falta de honradez en los contratos o relaciones  comerciales?
-¿He evitado desde mi posición, en la  medida en que podía hacerlo, las injusticias, la corrupción, el fraude y demás abusos que  dañan el bien social?
-¿Estoy dispuesto a sufrir un perjuicio  personal o económico antes de cometer o  cooperar formalmente en una injusticia?
-¿Retribuyo con justicia el trabajo de los demás?
-¿He malgastado el dinero? ¿Doy limosna según mi posición?

Octavo mandamiento
-¿He dicho mentiras? ¿He reparado el daño que haya podido seguirse?
-¿He descubierto, sin justa causa; defectos graves de otras personas?
-¿He hablado mal de otros? ¿He calumniado?

Acto de contrición
Jesús, mi Señor y Redentor: yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos ofendí a un Dios tan bueno.
Propongo firmemente no volver a pecar y confío en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.