LA LLAGA DEL
PIE DERECHO
1. ¿Cómo fue esa herida?
Una vez clavadas las manos, encajan
el palo horizontal sobre el vertical. Ponen el pie derecho sobre el izquierdo
porque utilizan un solo clavo para los dos. El primero en recibir el clavo es
el pie derecho
2. ¿Qué significa ese pie?
El pie derecho es el que tuvo la
iniciativa cada vez que Jesús caminó. Cada vez que empezó a recorrer una a una,
las aldeas y ciudades de todo Israel y muchos territorios de sus alrededores.
¿Cuántos kilómetros anduvo? Ciertamente muchos, centenares, en aquellos tres
años finales, paso a paso.
Jesús va de un sitio a otro, habla,
escucha, predica, cura, sana, corrige, enciende los corazones. No hay nadie
ante quien Jesús pase indiferente. Como Buen Pastor no espera a que vengan a buscarle,
Él va.
3. ¿Qué debo hacer yo?
Ahora los pies de Jesús están
quietos, fijos al madero, clavados.
Otros pies serán los que caminan
por la tierra en cada día y época de la historia. Cada cristiano debe anunciar esta
gran buena nueva: aquellos pies destrozados se han convertido en pies
resucitados y gloriosos.
Todos los bautizados que recorremos los millones
de caminos de la tierra somos ahora los que debemos convertirlos en divinos.
Con el ejemplo y con la palabra.
“Junto a los martillazos que enclavan a Jesús, resuenan
las palabras proféticas de la Escritura Santa: han taladrado mis manos y mis pies. Puedo contar todos mis huesos, y
ellos me miran y contemplan (Ps XXI,17-18).
-¡Pueblo mío! ¿Qué te hice o en qué te he
contristado? ¡Respóndeme!
(Mich VI,3).
Y nosotros, rota
el alma de dolor, decimos sinceramente a Jesús: soy tuyo, y me entrego a Ti, y
me clavo en la Cruz gustosamente, siendo en las encrucijadas del mundo un alma
entregada a Ti, a tu gloria, a la Redención, a la corredención de la humanidad
entera.” (San Josemaría,
Via Crucis, XI estación)
Jesús, adoro la
llaga de tu pie derecho.
- Por ella te pido la gracia de tener cada vez más iniciativa para
servir y estar pendiente de los demás.
- Especialmente la facilidad
para hacer felices a quienes me rodean, a todos los que conozca o me encuentre
casualmente con ellos. Que pueda darles a conocer tus enseñanzas -incluso las más
exigentes- de un modo atractivo y asequible. Amén.