miércoles, 21 de octubre de 2009

Cómo la música puede llevar a Dios


Este concierto nos ha permitido, una vez más, disfrutar de la belleza de la música, el lenguaje, espiritual y por lo tanto universal, vehículo muy apropiado para la comprensión y la unión entre personas y pueblos. La música forma parte de todas las culturas y, podríamos decir, acompaña a toda experiencia humana, del dolor al placer, del odio al amor, de la tristeza a la alegría, de la muerte a la vida. Vemos cómo, durante siglos y milenios, la música siempre ha sido utilizada para dar forma a lo que no se puede hacer con palabras, porque despierta emociones difíciles de comunicar de Otoro modo. Por lo tanto, no es casual que cada civilización le ha dado una particular importancia y al valor de la música en sus diversas formas y expresiones.

La música, la buena música, relaja la mente, despierta emociones profundas y lleva, casi naturalmente, a elevar la mente y el corazón a Dios en cada situación, tanto alegre como triste, de la existencia humana. La música puede convertirse en una oración. Gracias de nuevo a los que organizaron esta hermosa tarde. Todos, queridos amigos, os bendigo de corazón.