viernes, 15 de diciembre de 2017

Hoja Doctrina y vida 17 diciembre 2017

DOCTRINA Y VIDA, 
Domingo 17 diciembre 2017

Dios nos llama todos los días
Dios nos llama a través de las incidencias de la vida de cada día, en el sufrimiento y en la alegría de las personas con las que convivimos, en los afanes humanos de nuestros compañeros, en las menudencias de la vida de familia. 
Dios nos llama también a través de los grandes problemas, conflictos y tareas que definen cada época histórica, atrayendo esfuerzos e ilusiones de gran parte de la humanidad.
Se comprende muy bien la impaciencia, la angustia, los deseos inquietos de quienes, con un alma naturalmente cristiana, no se resignan ante la injusticia personal y social que puede crear el corazón humano. 
Tantos siglos de convivencia entre los hombres y, todavía, tanto odio, tanta destrucción, tanto fanatismo acumulado en ojos que no quieren ver y en corazones que no quieren amar.
Los bienes de la tierra, repartidos entre unos pocos; los bienes de la cultura, encerrados en cenáculos. Y, fuera, hambre de pan y de sabiduría, vidas humanas que son santas, porque vienen de Dios, tratadas como simples cosas, como números de una estadística. 
Comprendo y comparto esa impaciencia, que me impulsa a mirar a Cristo, que continúa invitándonos a que pongamos en práctica ese mandamiento nuevo del amor.

Todas las situaciones por las que atraviesa nuestra vida nos traen un mensaje divino, nos piden una respuesta de amor, de entrega a los demás. 

(San Josemaría, Es Cristo que pasa, n. 110-111)

TEMAS DE DOCTRINA CRISTIANA

El misterio de Jesucristo y su vida (Catecismo de la Iglesia Católica)

El Hijo de Dios se hizo hombre como lo afirmamos en el Credo: "Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre". (cfr. Catecismo, n. 456) 
Varios textos de la Sagrada Escritura subrayan esta verdad: El Verbo se encarnó para salvarnos reconciliándonos con Dios: Dios nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados (1 Juan 4, 10). 
El Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo (1 Juan 4, 14). 
Él se manifestó para quitar los pecados (1 Juan 3. 5). (cfr. Catecismo de la Iglesia católica, n. 456)

El Verbo se encarnó también  para que nosotros conociésemos así el amor de Dios: "En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de Él(1 Juan 4, 9). 
Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo Único para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna(Juan 3, 16).   (cfr.  n. 458)

Es una gran alegría que Dios se haya hecho Hombre, porque así tenemos en Jesús nuestro modelo de santidad: 
“Tomad sobre vosotros mi yugo,y aprended de mí…(Mt 11, 29). 
Yo soy el Camino, la  Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí”; (Juan 14, 6). 

Y Dios Padre, en el monte de la Transfiguración  nos ordena: “Escuchadle (Mc 9, 7). 
Él es, en efecto, el modelo de las bienaventuranzas y la norma de la ley nueva:  amaos los unos a los otros como yo os he amado(Juan 15, 19). 
Este amor tiene como consecuencia la ofrenda efectiva de sí mismo (cf. Mc 8, 34) (cfr. Catecismo, n. 459)


DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

Valores fundamentales de la vida social
Verdad y libertad

Como consecuencias concretas del valor fundamental de la verdad hay que ser claros y honrados en el mundo de la comunicación pública y la economía. 
El uso sin escrúpulos del dinero plantea interrogantes cada vez más urgentes, que remiten a una exigencia de transparencia y de honestidad en la actuación personal y social. (Catecismo de la Doctrina social de la Iglesia, n. 198)
Sobre la libertad el Concilio Vaticano II afirma “es, en el hombre, signo eminente de la imagen divina y, por tanto, signo de la sublime dignidad de cada persona humana.” 
Toda persona humana tiene el derecho natural de ser reconocida como ser libre y responsable (cf. n. 199) 
No es lo mismo libertad que autonomía absoluta porque un ejercicio arbitrario e incontrolado, es individualismo, y trae una deformación de la verdadera liberta. Es, por tanto, una esclavitud.  
La libertad solo existe cuando los lazos recíprocos, regulados por la verdad y la justicia, unen a las personas.  (n. 199)
La libertad personal abarca poder buscar la verdad y profesar las propias ideas religiosas, culturales y políticas; expresar sus propias opiniones; asumir iniciativas de carácter económico, social y político.
Para ejercitar esa libertad personal es necesario un “sólido contexto jurídico”, que asegure su ejercicio dentro de los límites del bien común y del orden público y, en todos los casos, bajo el signo de la responsabilidad.

LA IGLESIA

La Iglesia es hoy, la misma que fundó Cristo 
(San Josemaría, fragmentos de  Homilía  Lealtad a la Iglesia)

No temamos. La Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, habrá de ser indefectiblemente el camino y el ovil del Buen Pastor, el fundamento robusto y la vía abierta a todos los hombres. (...)

Pero, ¿qué es la Iglesia? ¿dónde está la Iglesia? Muchos cristianos, aturdidos y desorientados, no reciben respuesta segura a estas preguntas, y llegan quizá a pensar que aquellas que el Magisterio ha formulado por siglos —y que los buenos Catecismos proponían con esencial precisión y sencillez— han quedado superadas y han de ser substituidas por otras nuevas. 
Una serie de hechos y de dificultades parecen haberse dado cita, para ensombrecer el rostro limpio de la Iglesia. Unos sostienen: la Iglesia está aquí, en el afán por acomodarse a lo que llaman tiempos modernos. Otros gritan: la Iglesia no es más que el ansia de solidaridad de los hombres; debemos cambiarla de acuerdo con las circunstancias actuales.
Se equivocan. La Iglesia, hoy, es la misma que fundó Cristo, y no puede ser otra. 
Los Apóstoles y sus sucesores son vicarios de Dios para el régimen de la Iglesia, fundamentada en la fe y en los Sacramentos de la fe. Y así como no les es lícito establecer otra Iglesia, tampoco pueden transmitir otra Fe ni instituir otros Sacramentos; sino que, por los Sacramentos que brotaron del costado de Cristo pendiente en la Cruz, ha sido construida la Iglesia. (.)


Textos Misa Domingo III Adviento 2017

TEXTOS MISA
Domingo III Adviento, 17 diciembre 2017

La alegría de encontrar a Cristo
Dentro de pocos días habrá llegado la Navidad, nuestra fiesta, la de los cristianos, y la de la humanidad, que sin saberlo está buscando a Cristo. Llegará la Navidad y Dios nos espera alegres, como los pastores, como los Magos, como José y María.
Y estaremos siempre alegres si el Señor está verdaderamente presente en nuestra vida, si no lo hemos perdido, si no se han empañado nuestros ojos por la tibieza o la falta de generosidad.
Si para encontrar la felicidad se ensayan otros caminos fuera del que lleva a Dios, al final sólo se halla infelicidad y tristeza. 
Encontrar a Cristo, y volverlo a encontrar, supone una alegría profunda siempre nueva. El cristiano debe ser un hombre esencialmente alegre. Sin embargo, la nuestra no es una alegría cualquiera, es la alegría de Cristo, y sólo Él puede darla y conservarla, porque el mundo no posee su secreto. (.)

El fundamento de nuestra alegría debe ser firme. No se puede apoyar exclusivamente en cosas pasajeras: noticias agradables, salud, tranquilidad, desahogo económico para sacar la familia adelante, abundancia de medios materiales, etc., cosas todas buenas, si no están desligadas de Dios, pero por sí mismas insuficientes para darnos la verdadera alegría.

(Tomado de "Hablar con Dios")



Antífona de entrada (Filp 4,4.5)    
Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres. El Señor está cerca.

Oración colecta
Estás viendo, Señor, cómo tu pueblo espera con fe la fiesta del nacimiento de tu Hijo; concédenos llegar a la Navidad, fiesta de gozo y salvación, y poder celebrarla con alegría desbordante. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
Me alegro en el Señor con toda el alma
Lectura del libro del profeta Isaías   (61, 1-2.10-11)
El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido y me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres, a curar a los de corazón quebrantado, a proclamar el perdón  a los cautivos, la libertad a los prisioneros y a pregonar el año de gracia del Señor. Me alegro en el Señor con toda el alma y me lleno de júbilo en mi Dios, porque me revistió con vestiduras de salvación y me cubrió con un manto de justicia, como el novio que se pone la corona, como la novia que se adorna con sus joyas. Así como la tierra echa sus brotes y el jardín hace germinar lo sembrado en él, así el Señor hará brotar la justicia y la alabanza ante todas las naciones.
(Palabra de Dios –Te alabamos Señor)

Salmo Responsorial  (Lucas 1)
V/. Mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador.
R/. Mi espíritu se alegra...
V/. Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso los ojos en la humildad de su esclava.
R/. Mi espíritu se alegra...
V/. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre y su misericordia llega, de generación en  generación, a los que lo temen.
R/. Mi espíritu se alegra...
V/. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada. Acordándose  de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo.
R/. Mi espíritu se alegra...

SEGUNDA LECTURA
Conservémonos irreprochables en cuerpo y alma hasta la llegada del Señor
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses  (5, 16-24)
Hermanos: Vivan siempre alegres, oren sin cesar, den gracias en toda ocasión, pues esto  es lo que Dios quiere de ustedes en Cristo Jesús. No impidan la acción del Espíritu Santo,  ni desprecien el don de profecía; pero sométanlo todo a prueba y quédense con lo bueno.  Absténganse de toda clase de mal. Que el Dios de la paz los santifique a ustedes en todo  y que todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, se conserve irreprochable hasta la llegada de nuestro Señor Jesucristo. El que los ha llamado es fiel y cumplirá su promesa.
(Palabra de Dios –Te alabamos Señor)

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya.
El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado para anunciar la buena nueva a los  pobres. Aleluya

EVANGELIO
En medio de ustedes hay uno al que ustedes no conocen
Lectura del santo Evangelio según san Juan  (1, 6-8.19-28)
Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino  testigo de la luz. Este es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los judíos  enviaron desde Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: “¿Quién eres tú?”  El reconoció y no negó quién era. El afirmó: “Yo no soy el Mesías”. De nuevo le preguntaron: “¿Quién eres, pues? ¿Eres Elías?” El les respondió: “No lo soy”. “¿Eres el  profeta?” Respondió: “No”. Le dijeron: “Entonces dinos quién eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?” Juan les contestó: “Yo soy la voz que grita en el desierto: ‘Enderecen el camino del Señor’, como anunció el profeta Isaías”. Los enviados, que pertenecían a la secta de los fariseos, le preguntaron: Entonces  ¿por qué bautizas, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?” Juan les respondió: “Yo  bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen, alguien que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias”. Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba.
(Palabra del Señor –Gloria a ti Señor Jesús) 

Oración sobre las ofrendas 
Haz, Señor, que te ofrezcamos siempre este sacrificio como expresión de nuestra propia entrega, para que así cumplamos el sacramento que tú nos diste y se lleve a cabo en nosotros la obra de tu salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

Antífona de comunión (Cf. Is 35, 4)
Decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes, no temáis.» Mirad a nuestro Dios que viene y nos salvará.

Oración después de la comunión
Imploramos, Señor, tu misericordia, para que esta comunión que hemos recibido nos prepare a las fiestas que se acercan, purificándonos de todo pecado. Por Jesucristo nuestro Señor. 

PROPOSITOS DE LA HOMILÍA
En medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen.
Una realidad siempre actual: Jesucristo vino a la tierra, murió por mí, resucitó y vive para mí en sus Sacramentos, de modo especial en la Eucaristía y la Confesión. Motivo sobrado para ser y estar alegres. 
• SI vivimos la virtud de la alegría cuando: *Damos gracias a Dios por lo que hacemos y tenemos. También en las dificultades *Sonreímos a menudo * Buscamos y pensamos en lo  positivo *Ponemos buena cara ante las dificultades y evitamos pensarlas insistentemente.
• NO vivimos la alegría cuando: *Nos quejamos con frecuencia *Los comentarios que hacemos no tratan principalmente de cosas positivas *Si ponemos mala cara ante las dificultades. *Si nuestros pensamientos son pesimistas en los momentos difíciles