viernes, 15 de diciembre de 2017

Textos Misa Domingo III Adviento 2017

TEXTOS MISA
Domingo III Adviento, 17 diciembre 2017

La alegría de encontrar a Cristo
Dentro de pocos días habrá llegado la Navidad, nuestra fiesta, la de los cristianos, y la de la humanidad, que sin saberlo está buscando a Cristo. Llegará la Navidad y Dios nos espera alegres, como los pastores, como los Magos, como José y María.
Y estaremos siempre alegres si el Señor está verdaderamente presente en nuestra vida, si no lo hemos perdido, si no se han empañado nuestros ojos por la tibieza o la falta de generosidad.
Si para encontrar la felicidad se ensayan otros caminos fuera del que lleva a Dios, al final sólo se halla infelicidad y tristeza. 
Encontrar a Cristo, y volverlo a encontrar, supone una alegría profunda siempre nueva. El cristiano debe ser un hombre esencialmente alegre. Sin embargo, la nuestra no es una alegría cualquiera, es la alegría de Cristo, y sólo Él puede darla y conservarla, porque el mundo no posee su secreto. (.)

El fundamento de nuestra alegría debe ser firme. No se puede apoyar exclusivamente en cosas pasajeras: noticias agradables, salud, tranquilidad, desahogo económico para sacar la familia adelante, abundancia de medios materiales, etc., cosas todas buenas, si no están desligadas de Dios, pero por sí mismas insuficientes para darnos la verdadera alegría.

(Tomado de "Hablar con Dios")



Antífona de entrada (Filp 4,4.5)    
Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres. El Señor está cerca.

Oración colecta
Estás viendo, Señor, cómo tu pueblo espera con fe la fiesta del nacimiento de tu Hijo; concédenos llegar a la Navidad, fiesta de gozo y salvación, y poder celebrarla con alegría desbordante. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
Me alegro en el Señor con toda el alma
Lectura del libro del profeta Isaías   (61, 1-2.10-11)
El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido y me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres, a curar a los de corazón quebrantado, a proclamar el perdón  a los cautivos, la libertad a los prisioneros y a pregonar el año de gracia del Señor. Me alegro en el Señor con toda el alma y me lleno de júbilo en mi Dios, porque me revistió con vestiduras de salvación y me cubrió con un manto de justicia, como el novio que se pone la corona, como la novia que se adorna con sus joyas. Así como la tierra echa sus brotes y el jardín hace germinar lo sembrado en él, así el Señor hará brotar la justicia y la alabanza ante todas las naciones.
(Palabra de Dios –Te alabamos Señor)

Salmo Responsorial  (Lucas 1)
V/. Mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador.
R/. Mi espíritu se alegra...
V/. Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso los ojos en la humildad de su esclava.
R/. Mi espíritu se alegra...
V/. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre y su misericordia llega, de generación en  generación, a los que lo temen.
R/. Mi espíritu se alegra...
V/. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada. Acordándose  de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo.
R/. Mi espíritu se alegra...

SEGUNDA LECTURA
Conservémonos irreprochables en cuerpo y alma hasta la llegada del Señor
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses  (5, 16-24)
Hermanos: Vivan siempre alegres, oren sin cesar, den gracias en toda ocasión, pues esto  es lo que Dios quiere de ustedes en Cristo Jesús. No impidan la acción del Espíritu Santo,  ni desprecien el don de profecía; pero sométanlo todo a prueba y quédense con lo bueno.  Absténganse de toda clase de mal. Que el Dios de la paz los santifique a ustedes en todo  y que todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, se conserve irreprochable hasta la llegada de nuestro Señor Jesucristo. El que los ha llamado es fiel y cumplirá su promesa.
(Palabra de Dios –Te alabamos Señor)

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya.
El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado para anunciar la buena nueva a los  pobres. Aleluya

EVANGELIO
En medio de ustedes hay uno al que ustedes no conocen
Lectura del santo Evangelio según san Juan  (1, 6-8.19-28)
Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino  testigo de la luz. Este es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los judíos  enviaron desde Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: “¿Quién eres tú?”  El reconoció y no negó quién era. El afirmó: “Yo no soy el Mesías”. De nuevo le preguntaron: “¿Quién eres, pues? ¿Eres Elías?” El les respondió: “No lo soy”. “¿Eres el  profeta?” Respondió: “No”. Le dijeron: “Entonces dinos quién eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?” Juan les contestó: “Yo soy la voz que grita en el desierto: ‘Enderecen el camino del Señor’, como anunció el profeta Isaías”. Los enviados, que pertenecían a la secta de los fariseos, le preguntaron: Entonces  ¿por qué bautizas, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?” Juan les respondió: “Yo  bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen, alguien que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias”. Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba.
(Palabra del Señor –Gloria a ti Señor Jesús) 

Oración sobre las ofrendas 
Haz, Señor, que te ofrezcamos siempre este sacrificio como expresión de nuestra propia entrega, para que así cumplamos el sacramento que tú nos diste y se lleve a cabo en nosotros la obra de tu salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

Antífona de comunión (Cf. Is 35, 4)
Decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes, no temáis.» Mirad a nuestro Dios que viene y nos salvará.

Oración después de la comunión
Imploramos, Señor, tu misericordia, para que esta comunión que hemos recibido nos prepare a las fiestas que se acercan, purificándonos de todo pecado. Por Jesucristo nuestro Señor. 

PROPOSITOS DE LA HOMILÍA
En medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen.
Una realidad siempre actual: Jesucristo vino a la tierra, murió por mí, resucitó y vive para mí en sus Sacramentos, de modo especial en la Eucaristía y la Confesión. Motivo sobrado para ser y estar alegres. 
• SI vivimos la virtud de la alegría cuando: *Damos gracias a Dios por lo que hacemos y tenemos. También en las dificultades *Sonreímos a menudo * Buscamos y pensamos en lo  positivo *Ponemos buena cara ante las dificultades y evitamos pensarlas insistentemente.
• NO vivimos la alegría cuando: *Nos quejamos con frecuencia *Los comentarios que hacemos no tratan principalmente de cosas positivas *Si ponemos mala cara ante las dificultades. *Si nuestros pensamientos son pesimistas en los momentos difíciles