martes, 26 de marzo de 2013

No hay posibilidad de moverse. La indefensión es total.


LA LLAGA DE LA MANO IZQUIERDA

1.  ¿Cómo fue esa herida?
Después de clavar la mano derecha del Señor, estiran el cuerpo, para que la mano izquierda, se coloque sobre el agujero preparado en la madera de la cruz, para ser enclavado con mayor facilidad. Quizá no coincidió el agujero de la madera. Y los dolores del primer clavo, se renuevan, al volver a golpear los martillos el hierro que atraviesa la segunda mano de Jesús.

2.  ¿Qué significa esa mano.
Humildad. Jesús es humillado, despreciado. Ya no cabe ninguna defensa humana, está inerme -sin armas-, indefenso.  Humanamente no puede hacer nada. Las dos manos fijas al madero, inamovibles.
Nadie le defiende tampoco. A los ojos humanos parece definitivamente derrotado.

Dios ama tanto al hombre, que se abaja a su nivel -se humilla- para elevarle. Eso es lo propio del amor, y más aún, del Amor divino. Por eso se hace hombre. Por eso se humilla hasta el nivel donde se encuentre quien más lo necesite y -si quiere- elevarlo a un nivel divino, es decir, endiosarlo.

3.  ¿Qué debo hacer yo?
Ante las humillaciones unos se rebelan, otros se llenan de odio y de rencor, otros reaccionan con violencia. Algunos llegan a resignarse al no poder hacer otra cosa.
La humildad es la verdad. Reconocerla en la presencia de Jesús en la Cruz es el punto de partida para mejorar, da la necesaria serenidad para acudir a Dios y para poner todos los medios humanos.
Cuando le vemos resucitado y glorioso vemos a que nivel quiere elevar a todo hombre que libremente se una a Él. La Humildad de Jesús es luz que ilumina toda existencia humana

Adoro la llaga de tu mano izquierda Jesús
- Por ella te pido la gracia de que nunca te ofenda con mis manos.
- También la gracia de la humildad verdadera, que me lleve a aceptar con alegría siempre y en todo lo que tu divina Sabiduría ha establecido para salvarme. Amén.