miércoles, 10 de octubre de 2012

Una guía para la confesión Sacramental

 La Confesión
Sacramental


Preparación para la Confesión

El Sacramento de la penitencia y de la
Reconciliación en palabras del Catecismo de la Iglesia Católica (nn 1486 y sig.)

El perdón de los pecados cometidos después del Bautismo es concedido por un sacramento propio llamado sacramento de la conversión, de la confesión, de la penitencia o de la reconciliación.
A los ojos de la fe, ningún mal es más grave que el pecado y nada tiene peores consecuencias para los pecadores mismos, para la Iglesia y para el mundo entero.
Volver a la comunión con Dios, después de haberla perdido por el pecado, es un movimiento que nace de la gracia de Dios, rico en misericordia y deseoso de la salvación de los hombres. Es preciso pedir este don precioso para sí mismo y para los demás.
El movimiento de retorno a Dios, llamado conversión y arrepentimiento, implica un dolor y una aversión respecto a los pecados cometidos, y el propósito firme de no volver a pecar. La conversión, por tanto, mira al pasado y al futuro: se nutre de la esperanza en la misericordia divina.

El sacramento de la Penitencia está constituido por el conjunto de tres actos realizados por el penitente, y por la absolución del sacerdote.
 
  Los actos del penitente son: el arrepentimiento, la confesión o manifestación de los pecados al sacerdote y el propósito de realizar la reparación y las obras de penitencia.
  El arrepentimiento (llamado también contrición) debe estar inspirado en motivaciones que brotan de la fe.
  El que quiere obtener la reconciliación con Dios y con !a Iglesia debe confesar al sacerdote todos los pecados graves que no ha confesado aún y de los que se acuerda tras examinar cuidadosamente su conciencia.
  La confesión individual e integra de los pecados graves seguida de la absolución es el único medio ordinario de reconciliación con Dios y con la Iglesia.


La fórmula de la absolución que pronuncia el sacerdote en nombre de Jesucristo es la siguiente:

Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo, y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Breve examen de Conciencia
   «El acto llamado examen de conciencia debe ser siempre no una ansiosa introspección psicológica, sino la confrontación sincera y serena con la ley moral interior, con las normas evangélicas propuestas por la Iglesia, con el mismo Cristo Jesús, que es para nosotros maestro y modelo de vida.

Aprended a llamar blanco a lo blanco y negro a lo negro; mal al mal y bien al bien.
Aprended a llamar pecado al pecado»
 (Beato Juan Pablo II)

Primer mandamiento de la Ley de Dios
-¿He dudado o negado las verdades de la  fe católica?
-¿He practicado la superstición o el  espiritismo?
-¿Me he acercado indignamente a recibir  algún sacramento?

Segundo mandamiento
-¿He blasfemado?  ¿He jurado sin  necesidad o sin verdad?
-¿He jurado hacer algún mal? ¿He reparado el daño que haya podido seguirse?
-¿He dejado de cumplir algún voto o  promesa grave?

Tercer mandamiento
-¿He faltado a Misa los domingos o fiestas  de precepto?
-¿He vivido el ayuno y la abstinencia el  Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo?
-¿He realizado un acto de penitencia u otro  acto piadoso, si no he guardado la  abstinencia los viernes?
-¿He callado en la confesión por vergüenza algún pecado grave?

Cuarto mandamiento
-¿Soy amable con los demás? ¿Me falta  comprensión, paciencia y cariño en la vida  de familia?
-¿Me dejo llevar por el mal genio y me enfado con frecuencia sin motivo justificado?
-¿Soy egoísta y trato de imponer siempre  mis gustos y caprichos?

Hijos:
-¿He desobedecido a mis padres o familiares  en cosas importantes?
-¿Manifiesto, con hechos, respeto y cariño a  mis padres y familiares?
-¿Me he sentido responsable ante mis padres del esfuerzo que hacen para que yo me forme, estudiando y cumpliendo mis deberes con intensidad?
-¿Peleo con mis hermanos? ¿Me reconcilio  con ellos con prontitud?
-¿Soy egoísta con las cosas que tengo y me  duele dejárselas a mis hermanos?

Padres:
-¿Corrijo los defectos de mis hijos con firmeza  o se los dejo pasar por comodidad?
-¿He corregido a mis hijos con justicia y por  amor o me dejo llevar por motivos egoístas: porque  me molestan, porque me interrumpen, etc.?
-¿He dado mal ejemplo a mis hijos no  cumpliendo con mis deberes religiosos, familiares  o profesionales? ¿Los he entristecido con mi  conducía?
-¿Me he preocupado de la formación religiosa y moral de las personas que viven en mi casa o dependen de mí?
-¿He reñido con mi cónyuge? ¿Ha habido  malos tratos de palabra o de obras? ¿He  fortalecido su autoridad, evitando contradecirle o discutirle delante de mis hijos?

Quinto mandamiento
-¿He atentado contra mi vida o la de los demás?
-¿Tengo enemistad, odio o rencor contra alguien?
-¿He deseado un mal al prójimo? ¿Me he  alegrado de los males que le han ocurrido?
-¿Me he dejado dominar por la envidia?
-¿Me he dejado llevar por la ira? ¿He  causado con ello disgusto a otras personas?
-¿He hecho daño a otros de palabra o de obra?
-¿He practicado, aconsejado o facilitado  el grave crimen del aborto?
-¿Me he embriagado, comido o bebido con exceso o consumido drogas?
-¿He descuidado mi salud? ¿He manejado vehículos imprudentemente, poniendo en peligro mi vida o la de otros?
-¿He sido causa de que otros pequen por  mi conversación, mi modo de vestir, mi  asistencia a algún espectáculo o con el  préstamo de algún libro o revista? ¿He  tratado de reparar el escándalo?
-¿He descuidado mi trabajo, faltando a la  justicia en materia importante? ¿Estoy  dispuesto a reparar el daño que se haya  seguido?
-¿He sido perezoso en el cumplimiento de  mis deberes? ¿Retraso con frecuencia el  momento de ponerme a trabajar?

Sexto y noveno mandamientos
-¿He aceptado pensamientos o miradas impuras?
-¿He visto revistas o películas o he  asistido a espectáculos pornográficos que  desnaturalizan la dignidad del sexo y  lesionan gravemente la personalidad?
-¿He realizado actos impuros? ¿Solo o con otras personas? ¿De distinto o del mismo sexo?
-¿He negado su derecho al otro cónyuge?
-¿He usado indebidamente el matrimonio?
-¿Vivo la paternidad responsable y acepto la doctrina del Magisterio de la Iglesia o  utilizo medios desaconsejados por la Iglesia para evitar hijos?
-¿He cometido adulterio? ¿He faltado a la  fidelidad con pensamiento o de obra?

Séptimo y décimo mandamientos
-¿He tomado dinero o me he apropiado de cosas que no son mías? ¿He restituido o  reparado?
-¿He recibido comisiones indebidamente o me he enriquecido ilícitamente, es decir sin causa, o he participado en hechos de corrupción administrativa?
-¿He perjudicado a los demás con engaño, cobrando más de lo debido o con falta de honradez en los contratos o relaciones  comerciales?
-¿He evitado desde mi posición, en la  medida en que podía hacerlo, las injusticias, la corrupción, el fraude y demás abusos que  dañan el bien social?
-¿Estoy dispuesto a sufrir un perjuicio  personal o económico antes de cometer o  cooperar formalmente en una injusticia?
-¿Retribuyo con justicia el trabajo de los demás?
-¿He malgastado el dinero? ¿Doy limosna según mi posición?

Octavo mandamiento
-¿He dicho mentiras? ¿He reparado el daño que haya podido seguirse?
-¿He descubierto, sin justa causa; defectos graves de otras personas?
-¿He hablado mal de otros? ¿He calumniado?

Acto de contrición
Jesús, mi Señor y Redentor: yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos ofendí a un Dios tan bueno.
Propongo firmemente no volver a pecar y confío en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.