jueves, 28 de octubre de 2010

Textos de la Misa del Domingo 31 de octubre

XXXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
31 DE OCTUBRE 2010

LA MISERICORDIA DE DIOS

La misericordia de Dios es una fuente inagotable de esperanza y nosotros estamos muy necesitados de la clemencia divina.
Recordemos frecuentemente que el Señor es clemente y misericordioso.
Muchos comenzaron a murmurar de que se hubiese hospedado en casa de un pecador.
Entonces, el Señor pronunció estas consoladoras palabras, unas de las más bellas de todo el Evangelio: Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues también éste es hijo de Abrahán; porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.
Es una llamada a la esperanza: si alguna vez el Señor permitiera que atravesáramos una época difícil, una mala racha, o nos sintamos a oscuras y perdidos.
Jesús, el Buen Pastor y saldrá enseguida a buscarnos. «Elige a un jefe de publicanos: ¿quién desesperará de sí mismo cuando éste alcanza la gracia?», comenta San Ambrosio.
Nunca se olvida de los suyos el Señor.
La figura de Zaqueo nos ayuda también para no dar nunca a nadie por perdido o irrecuperable para Dios.
La misericordia de Dios es infinita y omnipotente, y supera todos nuestros juicios y pecados.
Tomado de Hablar con Dios

Antífona de entrada (Sal 37,22-23)
No me abandones, Señor, Dios mío, no te quedes lejos; ven aprisa a socorrerme, Señor mío, mi salvación.

Oración colecta
Señor de poder y de misericordia, que has querido hacer digno y agradable por favor tuyo el servicio de tus fieles, concédenos caminar sin tropiezos hacia los bienes que nos prometes. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
Te compadeces de todos, porque tú amas todo cuanto existe
Lectura del libro de la Sabiduría (11, 22—12, 2)
Señor, delante de ti, el mundo entero es como un grano de arena en la balanza, como gota de rocío mañanero, que cae sobre la tierra. Te compadeces de todos, y aunque puedes destruirlo todo, aparentas no ver los pecados de los hombres, para darles ocasión de arrepentirse. Porque tú amas todo cuanto existe y no aborreces nada de lo que has hecho; pues si hubieras aborrecido alguna cosa, no la habrías creado. ¿Y cómo podrían seguir existiendo las cosas, si tú no lo quisieras? ¿Cómo habría podido conservarse algo hasta ahora, si tú no lo hubieras llamado a la existencia? Tú perdonas a todos, porque todos son tuyos, Señor, que amas la vida, porque tu espíritu inmortal, está en todos los seres. Por eso a los que caen, los vas corrigiendo poco a poco, los reprendes y les traes a la memoria sus pecados, para que se arrepientan de sus maldades y crean en ti, Señor.
(Palabra de Dios –Te alabamos Señor)

Salmo Responsorial (Salmo 144)
V/. Bendeciré al Señor eternamente
R/. Bendeciré al Señor eternamente

Dios y rey mío, yo te alabaré, bendeciré tu nombre siempre y para siempre. Un día tras otro bendeciré tu nombre y no cesará mi boca de alabarte.
R/. Bendeciré al Señor eternamente

El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus creaturas.
R/. Bendeciré al Señor eternamente

Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y narren tus proezas a los hombres.
R/. Bendeciré al Señor eternamente

El Señor es siempre fiel a sus palabras y lleno de bondad en sus acciones. Da su apoyo el Señor al que tropieza y al agobiado alivia.
R/. Bendeciré al Señor eternamente

SEGUNDA LECTURA
Nuestro Señor Jesucristo será glorificado en ustedes y ustedes en él
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses (1, 11—2, 2)
Hermanos: Oramos siempre por ustedes, para que Dios los haga dignos de la vocación a la que los ha llamado, y con su poder, lleve a efecto tanto los buenos propósitos que ustedes han formado, como lo que ya han emprendido por la fe. Así glorificarán a nuestro Señor Jesús y él los glorificará a ustedes, en la medida en que actúe en ustedes la gracia de nuestro Dios y de Jesucristo, el Señor. Por lo que toca a la venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestro encuentro con él, les rogamos que no se dejen perturbar tan fácilmente. No se alarmen ni por supuestas revelaciones, ni por palabras o cartas atribuidas a nosotros, que los induzcan a pensar que el día del Señor es inminente.
(Palabra de Dios –Te alabamos Señor)

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Jn 3, 16)
Aleluya, aleluya.
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él, tenga vida eterna. Aleluya

EVANGELIO
El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (19, 1-10)
En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó, y al ir atravesando la ciudad, sucedió que un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de conocer a Jesús; pero la gente se lo impedía, porque Zaqueo era de baja estatura. Entonces corrió y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por ahí. Al llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: “Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa”. El bajó enseguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a murmurar diciendo: “Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador”. Zaqueo, poniéndose de pie, dijo a Jesús: “Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro veces más”. Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también él es hijo de Abraham, y el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido”.
(Palabra del Señor–Gloria a ti Señor Jesús)

Oración sobre las ofrendas
Que este sacrificio, Señor, sea para ti una ofrenda pura, y para nosotros una generosa efusión de tu misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor.

Antífona de comunión (Sal 15, 11)
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.

Oración después de la comunión
Te rogamos, Señor, que aumente en nosotros la acción de tu poder, para que, alimentados con estos sacramentos, tu gracia nos disponga a recibir las promesas con que los enriqueces. Por Jesucristo nuestro Señor.

PROPÓSITOS DE LA HOMILÍA
Jesús levantó los ojos y le dijo: Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa. El bajó enseguida y lo recibió muy contento
Jesús ve su corazón, dispuesto a reconocer y enmendar sus pecados. Por eso afirma con gran alegría: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa”
¿Cómo puedo recibir yo también a Jesús en mi casa? Sugerencias:
- Bendecir los alimentos antes y después de comer con agradecimiento.
- Dedicar un tiempo diario con atención y alegría a cada uno en el hogar
- Asegurar la asistencia a la misa dominical.
- Vivir de modo habitual en gracia de Dios. Confesarse con frecuencia
- Tener el Compendio del Catecismo en un lugar principal y leerlo

PETICIONES PARA LA ORACIÓN UNIVERSAL DE LOS FIELES
Por la persona e intenciones del Papa y por los frutos de su próximo viaje a España el 6 y 7 de noviembre. Roguemos al Señor

Para que todos los fieles estén firmes en la fe. Y que ninguna superstición o falsa creencia los engañe. Roguemos al Señor