sábado, 3 de septiembre de 2011

Ideas para una homilía (domingo 4 septiembre)

Corregir al que yerra

(domingo 4 de septiembre)

“Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas” (Mateo 18, 15) sino “te pediré cuentas de tu vida” (Ezequiel 33, 7-9) porque “cumplir perfectamente la ley consiste en amar” (Romanos 13, 8-10). Si somos misericordiosos también podremos pedir a Dios: “trata con misericordia a tu siervo” (Antífona de entrada)

Es la ocasión para examinar cómo vivimos algunas de las 14 obras de misericordia:

7 corporales:

  1. Visitar y cuidar a los enfermos. 2. Dar de comer al hambriento. 3. Dar de beber al sediento. 4. Dar posada al peregrino. 5. Vestir al desnudo. 6. Redimir al cautivo, y 7. Enterrar a los muertos.


Las 7 espirituales:

  1. Enseñar al que no sabe. 2. Dar buen consejo al que lo necesita. 3. Corregir al que yerra. 4. Perdonar las injurias. 5. Consolar al triste. 6. Sufrir con paciencia los defectos de los demás, y 7. Rogar a Dios por vivos y difuntos.

Son más que buena educación o una táctica humana para hacer el bien, sentirnos o quedar bien o cómo ganar amigos.

Puede abarcar muchos estos y otros motivos humanos muy nobles, altruistas y filantrópicos…pero los supera ampliamente.

Alguien al ver cómo la Beata Teresa de Calcuta trataba a un enfermo dijo: “yo no haría eso ni por todo el oro del mundo”. Y ella comentó: “yo tampoco”.

Las obras de misericordia son como una extensión del amor de Dios a los hombres.

Es el mandamiento nuevo que todos los cristianos debemos luchar por vivir.

Efectivamente, esta ha sido una de las fuerzas principales que provocó el crecimiento del cristianismo (cfr libro de Rodney Stark, comentado en un twitter de @psagradafamilia).

Las obras de misericordia no son del pasado ni de circunstancias especiales.

Un lugar para vivirlas está totalmente al alcance da la mano en la casa y el trabajo. Y también ahora puede ser la causa de que se afiance la fe y se extienda extraordinariamente. Algunas ideas y sugerencias:

Esas palabras, deslizadas tan a tiempo en el oído del amigo que vacila; aquella conversación orientadora, que supiste provocar oportunamente; y el consejo profesional, que mejora su labor universitaria; y la discreta indiscreción, que te hace sugerirle insospechados horizontes de celo... Todo eso es "apostolado de la confidencia". (Camino 973)

“Sólo serás bueno, si sabes ver las cosas buenas y las virtudes de los demás.

—Por eso, cuando hayas de corregir, hazlo con caridad, en el momento oportuno, sin humillar..., y con ánimo de aprender y de mejorar tú mismo en lo que corrijas.” (Forja 455)

• —Niño. —Enfermo. —Al escribir estas palabras, ¿no sentís la tentación de ponerlas con mayúscula?

Es que, para un alma enamorada, los niños y los enfermos son El. (Camino 419)