En Preparación del centenario de la primera Comunión de San Josemaría (23 abril)
Me explico tu afán de recibir a diario la Sagrada Eucaristía, porque quien se siente hijo de Dios tiene imperiosa necesidad de Cristo. (Forja 830)
¡Sé alma de Eucaristía!
—Si el centro de tus pensamientos y esperanzas está en el Sagrario, hijo, ¡qué abundantes los frutos de santidad y de apostolado! (Forja 835)
Me gusta llamar ¡cárcel de amor! al Sagrario.
—Desde hace veinte siglos, está El ahí... ¡voluntariamente encerrado!, por mí, y por todos. (Forja 827)
¿Saber que me quieres tanto, Dios mío, y... no me he vuelto loco? (Camino 425)
Jesús, tu locura de Amor me roba el corazón. Estás inerme y pequeño, para engrandecer a los que te comen. (Forja 825)