jueves, 22 de diciembre de 2011

La Navidad en los Santos Evangelios (1 de 3)


San Mateo y San Lucas comienzan el Evangelio con la narración de algunos episodios referentes a nacimiento y a la infancia de Jesús; enseñan así que la Buena Noticia sobre Jesucristo incluye también –junto con su muerte y su resurrección, su enseñanza y su actividad pública– el anuncio de su estirpe humana, y la forma enteramente singular de su nacimiento como hombre, siendo el Hijo eterno de Dios (cfr.Jn 1, 14).

San Mateo –con el relato, y más explícitamente, con citas del Antiguo Testamento (1,23; 2,6.15.18.23)- muestra que Jesús es el Mesías descendiente de David, el Salvador en quien se han cumplido las promesas de Dios al antiguo pueblo de Israel.

Desde perspectivas diferentes, Mateo y Lucas recuerdan los mismos hechos esenciales: que Jesús es el nombre del Niño porque así lo indicó el ángel; que fue concebido por obra del Espíritu Santo en el seno de la Virgen María, desposada con San José, pero sin que Ella hubiese conocido varón; que nació en Belén de Judá, aunque después vivió en Nazaret, etc. Mateo narra los hechos fijándose especialmente en el cometido de San José; Lucas, centrándose en la Virgen.

San Mateo indica que José es quien recibe la explicación de la concepción virginal, quien acoge a su esposa, y quien pone el nombre al Niño (1, 18-25). Después de la marcha de los Magos, José es avisado para que tome al Niño y a su Madre y huya a Egipto. Muerto Herodes, de nuevo José recibe aviso del ángel para que vuelva a la tierra de Israel (2, 1-23).

“(…) Si es verdad que la Iglesia entera es deudora de la Virgen Madre por cuyo medio recibió a Cristo, después de María es San José a quien debe un agradecimiento y una veneración singular” (San Bernardino de Siena, Sermones 2)

(cfr. Biblia Univ. de Navarra, tomo 5)